Después de presentar ideas preliminares en varias conferencias desde 2016, le dijeron a Philippe que el nuevo método era un «cambio de juego para la sismología». Aunque el método no es nuevo en otras aplicaciones (desde hace años se utiliza en pozos para el monitoreo de yacimientos), el equipo es el primero en el mundo en realizar tales mediciones para objetivos sismológicos, y con un cable tan largo.
Su estudio actual no solo muestra fallas bien conocidas y diques volcánicos. Los científicos también encontraron una falla previamente desconocida debajo de la superficie del suelo. Además, el equipo midió la deformación del subsuelo que tiene lugar durante un período de varios minutos. Terremotos pequeños locales, las ondas procedentes de grandes terremotos distantes, y microsismos del fondo del océano también se registraron a través de fibra óptica por cable. «Solo necesitamos un hilo de una línea moderna de fibra óptica», dice Charlotte Krawczyk, Directora del Departamento de Geofísica de GFZ.
Las ventajas del nuevo método son enormes, ya que hay innumerables cables de fibra óptica que abarcan todo el mundo en la densa red de telecomunicaciones. Debajo de megaciudades con altos riesgos sísmicos como San Francisco, Ciudad de México, Tokio, Estambul y muchos otros, estos cables podrían proporcionar una adición rentable a los dispositivos de medición sismológica existentes.
Se planean futuros estudios para investigar si los cables de aguas profundas también se pueden usar para mediciones sísmicas. Los científicos son optimistas. Piensan que los cables en el fondo del mar detectarán terremotos submarinos, movimientos de tierra de placas tectónicas y también variaciones de la presión del agua. Por lo tanto, el nuevo método ayudará a los sismólogos, así como a los oceanógrafos.
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